Por Orlando J. Ferreres/La Nación.- En el año 2016 la situación económico-social y sus efectos sobre la población, que se venía postergando por el gobierno anterior, empeoró significativamente. Esto fue producto de las medidas adoptadas que eran muy necesarias, pero que naturalmente han traído las consecuencias que el populismo no quería mostrar y que podemos resumir de la siguiente manera:
Situación económico-social de la Argentina
Pobreza
En el segundo trimestre la pobreza se ubicó en 32,2 % y la indigencia en 6,5 % de la población total.
Hay una marcada discrepancia regional en estas cifras: Mientras que en el Nordeste la tasa de pobreza se ubicó en 40,1 % de la población, en la zona de la Patagonia la misma alcanzó a 24,7 % del total de población.
El 47,4 % de los niños de 0-14 años son pobres
Mercado laboral
Uno de cada tres asalariados se encuentra en la informalidad
Argentina tiene una de tasa de desempleo de 9,3 %, una de las más altas de la región latinoamericana y la más baja tasa de actividad de esta zona, que es de 46 %.
Los salarios aumentaron 31,7 % interanual y la inflación fue de 45,6 % en el mismo lapso. En el promedio del año eso se va a corregir por los aumentos de paritarias en dos etapas.
No es muy halagador para un gobierno que recién se inicia tener que mostrar estas cifras.
Podemos decir que la proyección para adelante es buena. Estimamos un 20% de inflación para 2017 y una mejora de alrededor de 4 % en el Producto Bruto del año próximo, lo que brindará un respiro a la situación social. El Gobierno tiene cifradas esperanzas en lograr un buen resultado en las elecciones de 2017 y estas cifras pueden ayudarlo a lograr ese objetivo.
¿Qué pasará en el 2018? Esta es la gran pregunta y dependiendo de la respuesta, así serán las perspectivas del país. Si el Gobierno no se decide a enfocar el problema del gasto público, que supera ampliamente las cifras del pasado, la situación puede ser que requiera mucha mayor decisión macroeconómica en el 2018.
Con alrededor de 50 % de gasto público consolidado en relación al PIB, uno de los más altos guarismos de nuestro país en toda su historia, habrá que encarar la situación de una manera definitiva. No habrá más tiempo para dilaciones o para decir que "el gasto público bajará en relación al total de la economía porque el incremento del PIB será importante".
Entonces las dos principales incógnitas de la Argentina son las elecciones del año que viene, cuya campaña política ya empezó ahora, y lo que se hará en relación a los gastos consolidados del Estado en 2018.
Despejadas estas incógnitas, pensamos que la situación económico-social de la población va a mejorar significativamente, aunque el país va a requerir aún varias correcciones macroeconómicas más para entrar en una fase definitiva de progreso.
