HANNAH ARENDT

En 1951, Hannah Arendt escribió: "El sujeto ideal de un régimen totalitario no es el nazi convencido o el comunista comprometido, son las personas para quienes la distinción entre los hechos y la ficción, lo verdadero y lo falso ha dejado de existir".

domingo, 15 de octubre de 2017

HISTORIAS MÍNIMAS DE TRAICIONES A MÁXIMO KIRCHNER EN EL PJ BONAERENSE.

 Máximo Kirchner se siente traicionado por los barones del conurbano
Foto Guillermo Rodriguez Adami

      Por Nicolás Wiñazki/Clarín.- El diputado y líder de la Cámpora Máximo Kirchner les reprocha a varios intendentes que no hayan jugado a favor de la candidatura de Cristina Máximo Kirchner lo citó a una reunión en su despacho de la Cámara de Diputados. Y le dijo así: “Ustedes desobedecieron a la Conducción”. Su invitado era el peronista y ex ministro bonaerense Juan José Mussi, curtido en dos mil batallas políticas y en al menos treinta elecciones en Berazategui, distrito del conurbano sur del que fue intendente por un total de catorce años repartidos en diferentes mandatos. Fue ex secretario de Estado K. Hoy es candidato de Unidad Ciudadana. Será concejal en la localidad donde su hijo Juan Patricio es el jefe comunal. Mussi padre dejó pasar un silencio mínimo tras la sentencia, condenatoria, de Máximo. Recién entonces retrucó, cortito, serio y sin sobrar a su interlocutor: “¿Por qué decís eso, pibe?”. Y Máximo: “En Berazategui hubo mucho corte de boleta a favor de ustedes y contra la Conducción. Eso es traición. Nosotros le habíamos ofrecido a Juan Patricio (Mussi) ser diputado nacional. Y nos dijo que no. Ser diputado es más que ser intendente”. De nuevo, Mussi padre fue breve. Sin levantar la voz, fue lineal: “Disculpame, pibe", le dijo a Máximo. "¿Vos entendés de lo que estás hablando?”. Mussi escucha mucho y habla poco. Hoy en los actos Mussi invita abiertamente a militantes y vecinos a cortar boleta. Abiertamente, hace campaña contra Cristina. ‘La Conducción’. Parejas traiciones bonaerenses, que sólo la dinastía K considera así, cometen varios de los jefes territoriales más poderosos en la provincia más grande del país.
Clarín pudo reconstruirlas gracias a fuentes del peronismo de Buenos Aires. Este diario quiso comunicarse con Mussi padre pero éste no atendió los llamados. Los K se sienten traicionados por intendentes del PJ que controlan zonas muy densamente pobladas del conurbano, ahí donde la candidatura de Cristina Fernández es fuerte en las encuestas, tal como demostraron las PASO. Cada vez son más los intendentes del peronismo que decidieron poner toda la energía de la campaña en sus propios candidatos distritales. Y no en impulsar el voto por Cristina. Todo invita a creer que los comicios legislativos del domingo próximo harán sufrir a la cabeza de lista Unidad Ciudadana una derrota frente a Cambiemos. Eso es al día de hoy. Todo puede darse vuelta en una Argentina cuya coyuntura política cotidiana cambia casi tan veloz como una montaña rusa. Varios intendentes supuestamente K, siempre off the record, dieron a entender a Clarín que serán cada vez más los que le sustraerán a Cristina el accionar de su “aparato” partidario. ¿Se puede medir en votos cuánto podría perjudicar a la candidata a senadora nacional que un intendente del PJ no haga campaña por ella, o peor, le haga campaña contra? Un ejemplo: Berazategui. En las Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), Cristina Fernández obtuvo en ese distrito unos 20 mil votos por encima de su rival oficialista Esteban Bullrich, de Cambiemos. En Berazategui, sacó 76.362 votos. Le ganó a Bullrich, que obtuvo 48.215. Pero Mussi padre, candidato a concejal, tuvo 85.087 votos: 11% más que Cristina. “En las elecciones del 22 ese corte de boleta será mayor, seguramente”, dicen que repite Mussi frente a varios testigos. Seguramente. 


 Los Kirchner rompieron con los Mussi. Muchos de estos intendentes iniciaron su diáspora del kircherismo hacia el peronismo tradicional. Por varios motivos. Uno es que consideran que haberse jugado por Cristina Fernández terminó favoreciéndola más a ella en sus distritos que a sus propios candidatos. A otros intendentes también los enfurece la única agrupación en la que Cristina Fernández confía: La Cámpora. Los “barones” del PJ del conurbano se cansaron de los K, aunque luego se los pueda ver en algún acto aplaudiendo. A Cristina Fernández le cayó muy mal, que el 2 de octubre pasado, por ejemplo, el intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde participara junto al presidente Mauricio Macri de un acto por la inauguración del nuevo Puente de La Noria. No solo eso. Intendentes de PJ bonaerense le admitieron a este diario que a Insaurralde se le transmitió algo más inquietante desde la “Conducción” de Unidad Ciudadana. Lo llamaron para pedirle explicaciones sobre por qué había estado en el acto en sí. Pero además le remarcaron lo que parecía ser un sistema de confrontación que imponen los K contra el Presidente: “Ellos querían que Insaurralde se pelee con Macri en el acto. Pero no es su estilo. Jamás haría algo así. Es berreta”, explicó una fuente que conoció la trastienda de ese pase de factura. Los intendentes del PJ bonaerense K aprovechan ahora a una Cristina menos intolerante y más alicaída para liderar una autonomía en otro momento impensada. Prueba de esa libertad fue la foto de los intendentes K Gustavo Menéndez (Merlo), Santiago Maggiotti (Navarro) y Leandro Nardini (Malvinas Argentinas) junto a Miguel Ángel Pichetto, jefe del bloque peronista en el Senado. Este senador fue muy fiel a las decisiones legislativas de Cristina. Hasta el último día de su segunda presidencia. Después construyó un liderazgo independiente y con mucho consenso dentro del PJ. 

 En una de las conversaciones telefónicas grabadas por la Justicia en una causa que investigaba el accionar de Oscar Parrilli, al frente de la Agencia Federal de Investigaciones (AFI), Cristina habla con este secretario suyo de Pichetto. Lo define, sintética: “Traidor hijo de puta”. La foto de esos tres jefes comunales K con el “traidor, hijo de puta” fue subida a Twitter por Menéndez el mismo día que se reunieron con el propio Pichetto, 4 de octubre pasado. El domingo 8, en una quinta de Escobar, Cristina reunió a varios jefes comunales, incluyendo a los tres de la foto dialoguista según ellos, traicionera según. Al final de esa comida, cuando todos los jefes comunales se sacaron una foto grupal con Cristina, la Conductora aprovechó y bromeó con los tres mosqueteros “rebeldes” del PJ bonaerense: “solo falta Pichetto”. Como las perspectivas de la elección bonaerense no son las mejores, la Conductora se muestra menos inflexible ante la autonomía de sus conducidos. Intendentes como Nardini, Menéndez, o Mariano Cascallares, de Almirante Brown, se hablan o se encuentran con otro adversario de Cristina en estas elecciones, Sergio Massa. En la reunión del domingo 8, adelantada por Pablo Ibañez en Clarín, hizo subir el nivel de rencor al hablar del financiamiento del acto en la cancha de Racing planeado como cierre de campaña. Según las autoridades de ese club consultadas por este diario, el alquiler de la cancha le costará a Unidad Ciudadana medio millón de pesos. A eso hay que sumarle el costo de movilizar en micros a militantes. Un intendente preguntó de dónde saldría el dinero para llenar Racing. La respuesta de Cristina los dejó helados. O calientes: inquietos, enojados. Enfurecidos, muchos. “Ustedes estos años ganaron mucha plata. Yo no tengo un peso”. El peronismo sabe perdonar la “traición”. Lo que no perdona, jamás, es una derrota electoral.

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